¿Cómo dejar de procrastinar?

Si eres una persona que procrastina frecuentemente y deseas tomar acción para evitarlo, aquí tienes algunos consejos para dejar de procrastinar. 

Por:  Anabell Durán

Procrastinar, todos lo hemos hecho en algún momento de nuestra vida, cuando hemos postergado alguna tarea o en la resolución de un problema. Muchas veces, prefieres ver esa serie que te gusta, pasar horas en las redes sociales, jugar a tu videojuego favorito, o simplemente, no hacer nada.

Cuando la procrastinación comienza a ser excesiva y la productividad baja, las consecuencias comienzan a aparecer: estrés laboral, cansancio, bloqueo mental, acumulación excesiva de tareas, desorganización, entre otro tipo de señales que indican que debes hacer algo al respecto.

Consejos para dejar de procrastinar.

A continuación te decimos unos tips, para que incorpores y seas más productivo y no demores en realizar tus pendientes.

Antes de esto, recuerda no aplazar estos consejos sobre cómo dejar de procrastinar para mañana y empieza a ponerlo en práctica hoy mismo.

Identificar tus distracciones

Si quieres decirle adiós a la procrastinación, el hábito de postergar lo importante, el primer paso es identificar tus propias distracciones y poco a poco, ir cortando con ellas durante tus horarios de trabajo o los espacios en los que deseas ser más productivo.

Si es el celular es lo que te distrae, déjalo lejos de tu escritorio o desactiva el sonido de las notificaciones; si te distraes navegando en internet, utiliza aplicaciones en el navegador que bloqueen los sitios que más visitas; si hay alguien que te habla mucho, pídele, amablemente, que no te moleste durante determinadas horas; si tienes el hábito de mirar cada cierto tiempo las redes sociales, puedes desactivar las aplicaciones y reinstalar todo, cuando hayas terminado.

Las distracciones pueden variar de persona a persona, sin embargo, identificarlas es un buen comienzo, para ser dueño de todo tu tiempo.

Encuentra tu estrategia de productividad ideal

En el campo de las estrategias de productividad, existe una que nunca te fallará: iniciar por la tarea más difícil del día. 
Empezar el día ejecutando esas tareas más complicadas o que llevan más tiempo realizarlas, es como resolver la mitad de los problemas de un solo golpe, ya que está comprobando que cuando realizas esa actividad que venías procrastinando a toda costa, el resto de las tareas parecen «pan comido» y te sientes más ligero a la hora de abordarlas.

Divide las grandes tareas en partes pequeñas

Para esos momentos donde hacer todo de golpe no funciona, porque la tarea que tienes por delante es demasiado grande como para ser realizada en un día, también existen soluciones que obviamente son mejores que procrastinar hasta la hora límite de entrega. 
¿A quién no le ha pasado que evade algunas tareas con tan solo verlas? Por ejemplo, imagina que tienes que redactar un ensayo de más 100 páginas y la misma idea de la longitud hace que tomes distancia o que ignores esa tarea de la agenda y vayas directo a procrastinar, haciendo alguna tarea que te produce más placer y distracción. 
Sin embargo, ¿qué pasa si en lugar de ignorarlo, empiezas a trazarte el objetivo diario de redactar, al menos, 10 páginas? De este modo, serás mucho más productivo que dejando todo para el otro día. 
 

No dejes ni un día sin organizar tu tiempo y tareas

A partir de ahora, si deseas dejar de procrastinar, comienza por evitar empezar un día sin una lista de tareas y un horario establecido que puedas respetar. Cuando realizas una lista de tareas y, organizas tu día por horas, estás ayudando a tu mente a instaurar nuevos hábitos, siendo capaz de definir el control sobre tu tiempo, conocer el nivel de importancia de las tareas y tomar las riendas de tu vida laboral, académica y/o personal, sin dejarte llevar por cualquier distracción esporádica.

Utiliza la regla de los dos minutos

Parece que la procrastinación es cosa de tareas muy grandes, pero la realidad es que puede presentarse hasta en tareas más pequeñas, aquellas que no necesitan tanto tiempo para realizarse y que lo único que requieren de nosotros es una mínima chispa de energía para cumplirlos.
Por ejemplo, tareas como regar las plantas, hacer una llamada rápida, responder un correo de confirmación, fregar los platos, y muchas otras actividades que pasamos demasiado tiempo posponiendo sin ninguna motivo, ya que en la práctica, son tareas que no demandan muchas horas de nuestro día
La próxima vez que te encuentres procrastinando actividades de este tipo, aplica la regla de los dos minutos y reserva un bloque de tu tiempo para liberar de la lista todas aquellas tareas que te tomen solo unos minutos en su realización antes de pasar a tareas más grandes.

Verás que haciendo cada cosa a su tiempo tienes la sensación de calma y control sobre el momento presente.
 

Crea tu ritual para antes de trabajar

Muchas personas necesitan momentos de preparación antes de pasar a la acción, en este caso, antes de comenzar a atender las tareas y responsabilidades de la lista.

Para ello, crear tu propio “ritual” antes de trabajar, te ayudará a programar tu mente e indicarle que se acerca la hora de concentrarse y de dejar de lado las distracciones.

La idea es que no sea un ritual muy difícil que te incite nuevamente a procrastinar. Es preferible que establezcas tareas sencillas, como dedicar un par de minutos a estirar el cuerpo, hidratarte, realizar ejercicios de respiración, limpiar el escritorio, entre otras actividades simples que vayan centrando tu mente en lo que debe hacer. 
 

Delimita y prepara tu espacio

Si eres de los que tienen la oportunidad de trabajar o estudiar desde casa, es muy fácil sentirte demasiado libre a la hora de atender tus tareas.

Sin embargo, los espacios juegan un papel importante a la hora de aumentar nuestra productividad y dejar de procrastinar, por lo que es necesario aprender a ser firmes a la hora de construir espacios adecuados, limpios y organizados para desarrollar el trabajo o las responsabilidades del día a día.
Además, está comprobado que trabajar en la cama, en el sofá o en la mesa donde comes, solo genera que procrastines mucho más, ya que tu mente asocia esos espacios con tareas vinculadas al ocio y al descanso y no con lugares en donde debes cumplir con tu trabajo.

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