Un estudio reciente reveló que las parejas tienden a cuidar más a su pareja, cuando están cometiendo una infidelidad
Siempre se ha dicho que ser empáticos es una forma inmejorable de entenderle, de tener claro por qué está actaunado de una determianda manera (cansancio, estrés, entre otras cosas) y actuar de manera diferente a como lo haríamos en circunstancias normales.
Por ejemplo, si tienes el conocimiento de que un compañero de trabajo está pasando un momento de salud, es muy posible que interpretes de una forma diferete sus expresiones o acciones en la oficina y las justifiques.
Lo mismo ocurre en las parejas. Las relaciones se ven afectadas por varios factores externos que deforman la comunicación y los sentimientos entre sus miembros. Pero, ¿hasta qué punto? ¿Ponernos en el lugar de nuestra pareja puede perdonar cualquier tipo de acto dentro de la pareja? ¿Y si se trata de infidelidades?
Eso fue lo que se preguntó la profesora Gurit E. Birnbaum y su equipo de la Reichman University de Israel y en diciembre del año pasado publicaron un estudio al respecto titulado ‘Put Me in Your Shoes: Does Perspective-Taking Inoculate Against the Appeal of Alternative Partners?’ (Ponte en sus zapatos: ¿la toma de perspectiva previene frente al atractivo de una relación alternativa?), que fue publicado en la revista The Journal of Sex Research.
El estudio constaba de tres pruebas diferentes en las que analizaba, si adoptar el punto de vista de su pareja actual ayudaría a las personas a soportar la tentación de ser infiel a su pareja, ayudándoles a crear estrategias de protección de la relación que redujeran el interés en parejas alternativas y fortalecieran el vínculo con la pareja actual.
En todas las pruebas a los participantes se les propuso de forma aleatoria que adaptaran o no la perspectiva de su pareja, posteriormente se les mostraron diferentes personas atractivas a las que no conocían y se registró su expresión de interés respecto a estas personas, así como su nivel de compromiso y de deseo por su pareja actual.
En la primera prueba se les pidió a los participantes que tenían que ponerse en el lugar de sus parejas que dijeran lo que ellos creían que podrían estar pensando, sintiendo y experimentando sus parejas, mirar el mundo a través de sus ojos, y hablar sobre cómo pasan por las diversas actividades de un día típico de sus vidas. Al resto se le pidió que describieran un día en la vida de su pareja sin ninguna instrucción adicional.
Después se les mostraron imágenes de personas atractivas a las que no conocían, pidiéndoles que respondieran rápidamente si la persona de la foto podría ser o no una posible pareja.
En la segunda prueba se intentaba analizar si el cambio de perspectiva no solo disminuía el interés en parejas alternativas sino que también propiciaba que la relación actual se consolidara. Para este punto, los participantes realizaron el mismo ejercicio de ponerse en el lugar de su pareja y luego tuvieron una entrevista personal con un entrevistador o entrevistadora atractivo. Al final de la prueba, tuvieron que calificar su interés sexual en el entrevistador, así como su compromiso con su pareja actual.
En la tercera prueba los participantes debían pensar en una escena en la que su pareja descubrió que ellos (los participantes) estaban involucrados en una aventura apasionada con una persona atractiva. Los participantes lo hicieron tomando la perspectiva de su pareja o era posible que no lo hicieran. Después, se pidió a los participantes que describieran una fantasía sexual sobre alguien que no fuera su pareja actual y calificaran su deseo sexual por su pareja actual. La idea de esta prueba era enfocarse en las fantasías sexuales ya que muchas veces expresan deseos y anhelos aún no cumplidos.
Lo que descubrieron fue que adoptar el punto de vista de la pareja aumentó el compromiso y el deseo por esta pareja de los participantes, además de disminuir el interés sexual y romántico en parejas alternativas.
A manera de conclusión, quedó demostrado que la comprensión de nuestra pareja puede llevarnos a relaciones mucho más estables, satisfactorias y duraderas independientemente de lo atractivas que sean las posibles alternativas. El uso de esta técnica fomenta la empatía por el sufrimiento potencial de nuestra pareja, haciéndonos preferir una relación a largo plazo antes que dejarnos llevar por un momento de placer momentáneo.