Intoxicación por plomo: vías de exposición y efectos nocivos en la salud

De acuerdo con la OMS, el plomo es una sustancia tóxica que va acumulándose en el organismo y afectando a diversos sistemas, además, es especialmente nocivo para los niños de corta edad.

El plomo es una sustancia tóxica que va acumulándose en el organismo y afectando a diversos sistemas, además, es especialmente nocivo para los niños de corta edad, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Esta sustancia se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos. Se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. 

La exposición humana se suele evaluar midiendo la concentración de plomo en sangre. Además, el plomo presente en los huesos pasa a la sangre durante el embarazo y se convierte en una fuente de exposición para el feto a lo largo de su desarrollo. 

Plomo

El plomo es un metal tóxico presente de forma natural en la corteza terrestre. De acuerdo con la OMS, su uso ha dado lugar a una importante contaminación ambiental, a la exposición humana y a graves problemas de salud pública.

Son importantes fuentes de contaminación ambiental las explotaciones mineras, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje, y el uso del plomo en muy diversos productos. 

Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor. Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, soldaduras, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, joyas, juguetes y algunos productos cosméticos.

Fuentes y vías de exposición 

Las personas pueden verse expuestas al plomo en su lugar de trabajo o en su entorno, principalmente a través de la inhalación de partículas de plomo generadas por la combustión de materiales que contienen este metal.

También se puede dar por la ingestión de polvo, agua o alimentos contaminados con plomo, por ejemplo, agua canalizada a través de tuberías de plomo o alimentos envasados en recipientes con esmalte de plomo o soldados con dicho este metal.

Especialistas resaltan que no existe un nivel de concentración de plomo en sangre que pueda considerase exento de riesgo; incluso una concentración sanguínea de tan solo 3.5 µg/dl puede afectar a la inteligencia de los niños y causar problemas de comportamiento y dificultades de aprendizaje.

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